Los romanos introdujeron el arte del mosaico en Navarra, utilizando pequeñas piezas para crear representaciones en suelos y paredes. Se han encontrado restos de tres periodos: mosaicos simples del siglo I aC en Pamplona y otros sitios, mosaicos más elaborados del siglo II en Pamplona y Liédena, y suelos polícromos del siglo IV en villas rurales como Liédena y Villafranca. El yacimiento de Arellano también contiene un famoso mosaico con las Musas del periodo romano.